Cómo encender tu fuego interior y dejar de pedir permiso: un camino hacia la soberanía personal
Una experiencia íntima sobre la fractura entre el yo social y el yo esencial, y el inicio de un viaje hacia la unidad interior y la libertad, inspirado en Nietzsche, Jung, Deleuze y Rilke.
Antes de comenzar…
Esta no es una publicación más en tu bandeja de entrada. Es un momento para ti. Una pausa sagrada en medio del ruido. Un espacio donde recordamos que el trabajo más importante no es el que hacemos allá afuera, sino el que hacemos adentro, con nosotros mismos.
Aquí no hay fórmulas. Solo verdad, presencia y práctica.
Una noche cualquiera que lo cambió todo
No fue un día memorable. No hubo relámpagos, ni fuegos artificiales, ni una voz celestial que me revelara que mi vida estaba a punto de transformarse. Fue una noche ordinaria, en una casa ajena, tendido en una cama prestada, con el cuerpo inmóvil pero la mente en llamas.
Estaba en casa de unos amigos, tras una cena ligera, conversaciones amenas y risas suaves. Todo parecía perfecto. Fuera, la ciudad yacía dormida; dentro, el silencio se extendía como una pesada manta. Yo miraba el techo: blanco, liso, sin grietas... salvo la que comenzaba a abrirse en mi interior.
Algo no encajaba. Una insatisfacción sorda y profunda que no provenía de una circunstancia específica, sino de algo más fundamental: la sensación de vivir en fragmentos. Hacia el exterior, proyectaba una imagen sólida, segura, comprometida con mis roles y expectativas.
Pero en mi interior, había ruido. Una fractura. Una grieta entre lo que mostraba y lo que realmente sentía. La distancia me dolía. Me dolía habitarme a medias.
Y fue entonces —no con palabras, sino con una certeza silenciosa— que comprendí: no podía continuar así. No quería seguir así. Era el momento de explorar mi verdadera identidad personal.
La promesa silenciosa: volver a mí
La decisión no fue épica. No fue heroica. Fue callada, radical, irreversible. Esa noche, desvelado, me prometí algo: reparar la fractura. Regresar a la unidad interior. Encenderme desde adentro. Era el inicio de un viaje hacia el desarrollo personal y la autoconfianza.
He reflexionado mucho sobre esa noche en los años posteriores. Ahora la veo como el inicio de mi viaje —o quizás de mi retorno— hacia mí mismo. Un regreso lento, profundo, a veces doloroso, pero genuino. Un recorrido de autoconocimiento en el que no he buscado respuestas definitivas, sino preguntas más auténticas sobre mi identidad individual.
Nietzsche mencionaba al Übermensch, el ser que no se somete a valores heredados, sino que se crea a sí mismo a partir de una lealtad radical a su esencia. Ese proceso, dice, no es cómodo ni lineal: requiere atravesar la moral del rebaño, renunciar a la necesidad de aprobación, quemar los moldes.
Y sí. Eso significó, para mí, tomar decisiones valientes. Elegir lo que era sincero, aunque fuera incomprendido. Soltar lazos que se sostenían en la costumbre y no en el alma. Decir "no" cuando antes callaba. Decir "sí" cuando antes me negaba. Dejar de pedirme permiso. Dejar de pedir permiso a los demás. Este proceso de "decir no" se convirtió en una parte crucial de mi crecimiento personal.
Autenticidad sin permiso: el arte de encenderse desde dentro
No se trata de arrogancia. Se trata de soberanía. Carl Jung lo llamaría el proceso de individuación: el camino del alma que se separa de las identificaciones superficiales para abrazar su totalidad, incluida la sombra. Ese fue el fuego que empecé a sentir crecer dentro de mí: no un fuego destructivo, sino que ilumina. Que revela. Que transforma.
A veces imagino esa llama como un animal silencioso que me habita. Está en mí, pero no me pertenece. Solo me acompaña si soy honesto. Solo brilla si no me traiciono. Es la manifestación de mi originalidad y estilo personal.
Rainer Maria Rilke escribió: "Lo que ahora se exige de ti es solo esto: vivir todo. Vive las preguntas ahora."
Y eso hice. Comencé a vivir las preguntas que antes me atemorizaban. ¿Qué haría si no necesitara aprobación? ¿Qué elegiría si el miedo no me guiara? ¿A quién sería fiel si mi única brújula fuera la verdad interior?
No todas las respuestas llegaron de inmediato. Algunas aún no llegan. Pero el simple hecho de preguntar con sinceridad —de no huir— ya encendía algo en mí. Era un ejercicio de autoestima y autocontrol.
Gilles Deleuze afirmaba que superarse no es mejorar, sino afirmarse. Decir sí a uno mismo, incluso en las contradicciones, incluso en el caos. Y ahí está el fuego: en esa afirmación radical. En la decisión de ser sin tener que justificarlo. Es la esencia de la individualidad.
Ser llama: una manera de habitar el mundo
Hoy, con el tiempo, comprendo que convertirme en llama no fue un destino, sino una forma de caminar. Ser llama es una manera de estar en el mundo: no pedir permiso para brillar, pero tampoco imponer la luz. Encenderse por fidelidad, no por espectáculo. Ser calor, no solo luz. Ser llama es arder sin consumirse.
Una invitación a caminar juntos hacia la soberanía individual
Y es desde ese lugar que surge lo que hoy deseo compartir contigo. Durante los próximos meses, publicaré una serie de artículos y episodios de podcast exclusivos para suscriptores de La Bitácora Interior.
Será un recorrido profundo, íntimo y filosófico sobre la soberanía individual, inspirado en las ideas de Nietzsche, Carl Jung, Gilles Deleuze y Rainer Maria Rilke.
Hablaremos de temas como:
La fractura entre el yo social y la identidad personal
El camino de la individuación y la reconciliación interior
La creación de valores propios
El fuego de la autenticidad frente a la moral heredada
La soledad como madurez del alma
El arte de ser sin pedir permiso
Será un espacio para quienes están atravesando su propio tránsito, su propio despertar. No tengo respuestas definitivas, pero sí un compromiso: caminar contigo, compartir mis hallazgos, mis lecturas, mis heridas, mis revelaciones. Exploraremos juntos el territorio de nuestro ser interior.
Si sientes que este fuego también arde en ti —o presientes que está por nacer—, te invito a suscribirte ahora como miembro. Así no te perderás ninguno de los episodios y formarás parte de una comunidad que honra la llama del alma y la valentía de encenderse desde adentro. Juntos, trabajaremos en el desarrollo personal y en mejorar nuestras relaciones interpersonales.
Porque ya no estamos aquí para obedecer. Estamos aquí para arder y expresar nuestra verdadera identidad.
Si disfrutaste esta lectura, el mejor halago que podrías darme es compartirla con alguien o hacer un restack.
Aldo Civico es autor, mentor y maestro en el arte de acompañar procesos profundos de transformación. Ha asesorado a líderes, artistas y agentes de cambio en todo el mundo. Es doctor en antropología, profesor en universidades como Columbia y experto en neurociencia del bienestar, epigenética, sanación emocional y liderazgo consciente.
Pero ante todo, Aldo es un viajero del alma.Alguien que ha caminado por dentro y por fuera.Que ha estado en trincheras y en templos, en crisis y en cumbres.Y que escribe La Bitácora Interior no para enseñar, sino para compartir lo que ha vivido, lo que sigue aprendiendo, y lo que —en el fondo— todos necesitamos recordar.
Su lema: Tu destino es brillar.
Su práctica: acompañarte a volver a ti.