El arte de soltar: cómo vivir más liviano y en paz, según Michael Singer.
Aprender a soltar no es rendirse, sino liberarse del peso interior que impide la paz. Esta bitácora te invita a dejar de acumular y empezar a fluir con la vida.
Antes de comenzar…
Esta no es una publicación más en tu bandeja de entrada. Es un momento para ti. Una pausa sagrada en medio del ruido. Un espacio donde recordamos que el trabajo más importante no es el que hacemos allá afuera, sino el que hacemos adentro, con nosotros mismos.
Aquí no hay fórmulas. Solo verdad, presencia y práctica.
De pronto, comprendí que pasamos gran parte de nuestra vida dedicando energía y recursos a lo que realmente no es crucial ni esencial.
Reflexioné: existe el peligro de que atravesemos nuestra existencia… sin realmente haberla vivido.
Me encontraba en Dubái. Desde la ventana de mi hotel, podía ver el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo, que se elevaba a 830 metros. Una verdadera maravilla.
A lo largo de la historia de la humanidad, las torres han simbolizado nobleza, prestigio, poder y éxito. Cuanto más alta era la torre, mayor era la influencia de la familia que la erigía. Siempre ha sido una competencia: quién puede construir la torre más alta. Hoy, Dubái vive inmersa en una dinámica de competencia global.
El espejismo del control exterior
Asimismo, se refleja esta profunda noción sobre la vida que a menudo tenemos por sentada (y, por lo tanto, inconsciente): la creencia de que si logramos ejercer control sobre las condiciones externas que nos rodean, entonces estaremos bien, en calma y en paz.
Es la idea de que lo que sucede en el exterior tiene un impacto directo y significativo en nuestra vida interior.
Por esta razón, nos enfocamos intensamente en la construcción de una existencia repleta de logros y éxitos, convencidos de que esto nos garantiza la tan ansiada tranquilidad y felicidad.
Los ecos de esta búsqueda resuenan en cada rincón de nuestra vida, haciendo que cada paso hacia el éxito se sienta como una promesa de serenidad.
La verdad que derrumba la ilusión
Hasta que nos damos cuenta de que así no es.
Pues no importa cuánto ganamos, cuánto éxito tenemos, cuántas metas logramos, a quiénes amamos, nuestra felicidad, tranquilidad, serenidad; no depende de ellos.
Esta es la verdad cruda de la vida: experiencias, logros, títulos, relaciones, conocimientos no garantizan nuestra plenitud, nuestra felicidad. Representan, más bien, un éxito que, por su misma naturaleza, es efímero.
Por eso digo: dedicar la mayoría de nuestros años, recursos, energía a algo efímero es no vivir realmente. Porque es concentrarnos en lo que es ilusorio.
El mar como maestro del desapego
Mientras contemplaba el imponente rascacielos de Dubái, una profunda reflexión surgió en mi mente, recordando una charla del autor y empresario Michael Singer. Él afirmaba:
“El propósito entero de tu nacimiento es irte con menos de lo que trajiste.”
Este comentario resonó en mí, llevándome a cuestionar si la vida realmente se trataba de acumular experiencias y posesiones, o si, en cambio, se trataba de vaciarse de todo lo innecesario.
Rememoré una escena de unos meses atrás, cuando caminaba solo por una playa de Santa Marta al amanecer.
Las olas del mar, como un maestro paciente y constante, se acercaban a mis pies repetidamente, cada vez con el mismo gesto humilde y sincero. En esos momentos, mi mente divagaba entre todos los problemas que deseaba resolver, las metas que anhelaba conquistar y las verdades que deseaba comprender.
Sin embargo, el mar no exigía nada de mí; simplemente devolvía, una y otra vez, la delicada espuma de sus olas. Comprendí que quizás la vida funciona de esta manera: llega a nosotros, limpia lo que no necesitamos y se retira. Y nosotros, en lugar de permitir que este ciclo natural se desarrolle, nos aferramos a la arena, a lo que ya está destinado a irse.
La escuela de la vida
Singer lo expresaba con una claridad desarmante: no estamos aquí para alcanzar la perfección, sino para liberar lo que obstaculiza el flujo de nuestra energía.
Lo que comúnmente consideramos “problemas” son, en realidad, puertas que se nos presentan.
Cada vez que algo nos causa dolor, molestia o irritación, no es la vida castigándonos, sino mostrándonos el lugar en el que debemos soltar. Y me detuve a reflexionar sobre cuántas veces he resistido esa invitación, cuántas veces he culpado a los demás, al destino o incluso a mí mismo por situaciones que simplemente eran parte de la vida.
Como dice Singer: “No hay castigos, solo escuela.” Esa frase podría estar inscrita en la entrada de este mundo.
El desaprendizaje como camino
A lo largo de mi vida, he conocido a muchos líderes, artistas, empresarios y buscadores que llegan al coaching con un mismo anhelo: “quiero sentirme bien.”
Sin embargo, aunque no lo reconozcan, lo que realmente buscan es dejar de sentirse mal. Buscan liberarse del peso acumulado del pasado, de las expectativas y del miedo.
Creen que necesitan algo del exterior, cuando, en realidad, lo que verdaderamente necesitan es abrir espacio en su interior.
Singer diría:
“No estás aquí para ser feliz manipulando el mundo exterior. Estás aquí para dejar ir todo lo que te impide sentir la felicidad que ya eres.”
Así, comprendí que el trabajo interior es, en esencia, un proceso de desaprendizaje.
Me gusta imaginar que nacemos con un corazón resplandeciente, pero rápidamente lo cubrimos con historias, traumas, defensas y deseos. Cada emoción no procesada se convierte en un objeto que se almacena en ese corazón y llega un momento en que apenas queda espacio para respirar.
Nos desconectamos de la fuente, de la corriente viva de la conciencia, y confundimos ese bloqueo con nuestra identidad, creyendo que somos nuestras heridas.
El arte de soltar
Pero Singer insiste:
“Si sigues soltando lo que no eres, terminarás siendo quien eres.”
Esa podría ser la definición más precisa de liberación espiritual que he escuchado. Al escuchar sus palabras, sentí una especie de vergüenza dulce, como cuando te das cuenta de que el camino que elegiste no estaba equivocado, pero fue más largo de lo necesario.
La verdad es simple: cada vez que resistes lo que sucede, te cargas de nuevo. En cambio, cada vez que aceptas y dejas pasar, te aligeras. La práctica espiritual no consiste en acumular paz, sino en dejar de crear conflicto.
La práctica diaria del soltar
Es lo que he venido practicando - volviendo a empezar toda vez que es necesario.
Cuando alguien me critica, me detengo a respirar. Cuando la ansiedad surge, me esfuerzo por relajarme. Cuando mi cuerpo se tensa, recuerdo: “relaja o caerás.”
No se trata de erradicar el malestar, sino de dejar de resistirlo. Las emociones pasan, y con ellas, se disuelven fragmentos de mi historia. En ese proceso, algo más profundo emerge: la compasión. Singer dice:
“Compasión es cuando has hecho tu trabajo y miras a alguien que aún no lo ha hecho, y entiendes.”
Dejas de juzgar porque ya comprendes lo que significa sentirse atrapado. Comienzas a ver al otro no como un obstáculo, sino como un espejo de tu propia experiencia.
Partir ligero
Reflexiono sobre todas las ocasiones en que la vida me “golpeó”. Hoy sé que no eran castigos, sino lecciones particulares para el alma.
Cada pérdida, cada rechazo, cada crisis, es una oportunidad para limpiar un poco más mi interior y para volverme más ligero. Y quizás, algún día, cuando llegue el momento de partir, lo haga como dice Singer: “con menos de lo que traje.”
Sin miedo, sin equipaje, sin la necesidad de ganar o tener razón. Solo agradecido. Agradecido por esta vida que solo yo tuve la oportunidad de vivir.
Te pregunto: ¿Qué tienes que soltar para ser más liviano o liviana? ¿A qué sigues resistiéndote? Te invito a compartir tu reflexión abajo en los comentarios.
Atención: el próximo domingo publicaré la segunda charla de la serie sobre Soberanía Personal.
En la segunda charla, “El llamado del Übermensch”, exploraremos una de las preguntas más poderosas de nuestra travesía interior: ¿qué versión más alta de mí mismo está pidiendo nacer a través de mí?
Inspirada en la visión de Nietzsche, esta charla no habla de superioridad, sino de autoría radical: de convertirte en el creador de tus propios valores, en el arquitecto consciente de tu destino. Reflexionaremos sobre el Super-Humano como metáfora de la auto-trascendencia, y compartiré prácticas para conectar con tu Yo Soberano.
Esta charla forma parte exclusiva de la serie para suscriptores de pago de La Bitácora Interior.
Si aún no lo eres, suscríbete hoy para escuchar la primera charla de la serie y acompañarme en este viaje hacia tu libertad más profunda.
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Aldo Civico es autor, mentor y maestro en el arte de acompañar procesos profundos de transformación. Ha asesorado a líderes, artistas y agentes de cambio en todo el mundo. Es doctor en antropología, profesor en Columbia University y experto en neurociencia del bienestar, epigenética, sanación emocional y liderazgo consciente.
Pero ante todo, Aldo es un viajero del alma. Alguien que ha caminado por dentro y por fuera. Que ha estado en trincheras y en templos, en crisis y en cumbres. Y que escribe La Bitácora Interior no para enseñar, sino para compartir lo que ha vivido, lo que sigue aprendiendo y lo que —en el fondo— todos necesitamos recordar.
Su lema: Tu destino es brillar.
Su práctica: acompañarte a volver a ti.